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sábado, 18 de marzo de 2006

Lecciones de Historia

sábado, 18 de marzo de 2006 0 comentarios
Voy a politizar el blog descaradamente con esto, pero es que no he podido evitar la sonrisa con este articulo de opinion y total, somos bichos politicos (como se prostituyen las palabras, eh?) :p

Lecciones de Historia
Lo importante es la verdad, y la verdad verdadera está en la OPA del gas, en lo que se rumorea que le han dicho a Otegi y en saber exactamente de qué mochila hablamos
NO es verdad que los sanguinarios atentados del once de marzo fueran perpetrados por ninguna célula islamista: todo el mundo sabe que fueron los etarras, o unos amigos de los etarras, o algún primo de Otegui. No es verdad que la tragedia de Atocha tuviera relación directa ni indirecta con el apoyo que el anterior Gobierno brindó públicamente a la invasión ilegítima de Irak, sin contar con la opinión del Parlamento. Ni es cierto que dicha intervención haya sembrado el caos, la muerte y el hambre entre los iraquíes: lo que les ha brindado es una democracia, una democracia libre, occidental y civilizada como nunca habían soñado en sus mejores pesadillas.

Se equivocan quienes creen que las armas de destrucción masiva, esas que Aznar juró solemnemente ante el Congreso que existían y nos amenazaban, fueron uno de los pretextos más vergonzosos de la historia de nuestra política exterior, y que el siguiente paso será inventar lo mismo con Irán. Imaginan fantasmas los que pretenden convencernos de que los dirigentes que hoy esgrimen el texto literal de la Constitución para bloquear cualquier reforma son exactamente los mismos, con nombre y apellido, que hace veintitantos años hicieron lo posible por que la Carta Magna no saliera adelante. Tampoco, desde luego, criticaron el Estado de las Autonomías con los mismos argumentos de unidad patriótica que hoy alegan para defenderlo y dejarlo intacto.

No es verdad, qué va, ¿por favor, hombre!, que cuando Zapatero estaba en la oposición y acudió a un par de manifestaciones multitudinarias, recibió toda clase de censuras, burlas y acusaciones de deslealtad por parte de Zaplana, Acebes y Rajoy, ni que hoy esos tres caballeros corran a las primeras filas de cuanta manifestación se organice en contra del Gobierno. No es cierto que Zaplana sea un maleducado, ni que con sus insultos diarios deshonre su condición de portavoz del segundo partido más representado de la Cámara, símbolo máximo de nuestra democracia, ni muchísimo menos que haya en él atisbo alguno de machismo: dijo, sí, que la vicepresidenta suele ir por ahí disfrazada en lugar de ejercer su cargo, pero lo dijo en sentido positivo, resaltando la alegría, el carácter festivo y las raíces populares del disfraz, tan próximo al Carnaval y a las diversas manifestaciones de nuestro espíritu patrio, que es uno e indivisible.

Ni por asomo es cierto que actualmente, entre los partidos más votados de España, el PP sea el que posee un menor porcentaje de mujeres tanto en el Congreso (menos del 30 %) como en el Senado (menos del 25%). Esas son demagógicas estadísticas, y los populares buscan calidad, no cantidad: la talla intelectual y profesional de Esperanza Aguirre, Isabel Tocino o Ana Palacio deberían despejar cualquier duda al respecto. Además, que sepamos, ellas nunca se disfrazaron, a no ser con peineta para ir al Vaticano, como hizo la señora Ana Botella en nombre de toditos los españoles de bien.

Jamás ha sido cierto que existiera mala voluntad para investigar los casos del Prestige, del Yak o de Atocha en los tres primeros días. Lo importante es la verdad, y la verdad verdadera está en la OPA del gas, en lo que se rumorea que le han dicho a Otegi y en saber exactamente de qué mochila hablamos. No es cierto que el Islam estuviera en la península varios siglos y que su cultura influyese en la nuestra como la que más. No es verdad que a Bonaparte lo derrotara Wellington en Salamanca: en realidad el héroe fue un tatarabuelo del ex ministro Trillo, y la batalla tuvo lugar en Chamberí, cuna de los trabajadores españoles. Es mentira que Aznar manipule los más elementales hechos históricos desde su prestigiosa cátedra de Georgetown, donde nos abrió los ojos al atreverse a declarar lo que muchos pensamos y nadie había tenido los aznares, los azores de decir: «el problema de España con Al-Qaeda empieza en el siglo VIII». No es cierto que el PP necesite renovarse de inmediato y sacudirse la caspa. No es cierto que en él manden los mismos que gobernaron, se equivocaron y perdieron. No es verdad, que no, que no.

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